La hermana menor, Mariana Enriquez.
¿Qué decir? Lo que se cruza al encuentro de forma casi inevitable como un bulto gigante es un gran inicio sobre la vida que se presenta, que es la infancia de la menor de las hijas de los Ocampo. La estrategia de la autora es mantener un eje cronológico central con el paso de la vida de Silvina pero con distintas profundidades y extensiones. Momentos donde parece que se bucea en cuestiones personalísimas, y cuestiones muchas veces que son puramente superficiales. ¿Se podrían sacar esas partes? Yo creo que sí.
Otro de los puntos y esto es claro, se trata ni más ni menos de la pertenencia a un grupo social, a una forma poética y personal de vivir la forma de ser de la aristocracia argentina. Siempre recuerdo la impresión que me dejó María Gainza con su libro el Nervio Óptico, en ese libro se ve lo mismo que la autora mostrará sobre Silvina. Los ricos argentinos clásicos del siglo XIX van decayendo progresivamente en neurosis y manías de todo tipo. Creo que Casa Tomada de Cortázar tiene algo profundamente cultural y profundo en estas ideas. La neurosis de los hijos de que no pueden continuar el imperio de sus padres. La sublimación de eso es la cultura. Los palacios, todos ellos tienen palacios que pierden progresivamente se convierten en monumentos literarios.
Silvina fue una persona que sintió esa suerte de muerte de su tiempo, esto es mi opinión puramente personal. Victoria su hermana una de las figuras sobre las que se tensará toda la narración es esa máquina de laburar que niega todo lo que es el lento hundimiento de Borges, Bioy y Silvina. ¿Por qué digo esto? Bueno su personalidad, la de la hermana mayor de las Ocampo fue dada a la vida cívica y pública, fue de alguna manera la vestal, ¿vestal? Démosle el título por la cuestión de la religión romana tan cívica, la que hizo de ellos, los tomó y los fue arrastrando. Salvo Borges que tuvo su vocación literaria impenitente, ni Silvina ni Adolfito tenían certezas de por qué tenías que escribir y no hacer cualquier otra cosa. Gracias a Piglia pude entender que Borges tenía una forma de revolucionar la literatura muy especial, muy cerebral y que justamente Silvina, en una doble negación supo oponerse a su “dictatorial” hermana y al jodido, perfeccionista y obsesivo Borges.
Es decir, Silvina se pudo cagar en todo con más confianza que su cerrado círculo. También fue la que le dijo más “pero….” a Borges en la cara. El libro nos ahorra ponernos a leer los diarios de Bioy Casares que por lo se ve tienen una carga de egocentrismo importante. Enriquez le sabe sacar el jugo a las entrevistas, y a los diarios de una manera excelente. No aburre con la recopilación pero se nota el culo en silla, buscando, y buscando, con el pincelito sacando todo el polvo. Todas las mejores hipótesis están en la segunda parte del libro.
Silvina claramente es una escritora actual porque primero negó a su hermana en un plano personal en su primera obra, y luego pasó a negar a Borges a partir de la Furia. Sus obras post década del setenta ya liberaron de todo lo que era previo. La capacidad de cagarse en la cultura, en la alta cultura va de la mano de sus problemas en su infancia con la clase alta. Ahora bien, Silvina fue una persona con problemas en su voluntad, su identidad, y su carácter, neurótica hasta el absurdo, y eso también marca que no tuvo una ruptura total con la pertenencia familiar. Se nota todo el tiempo el miedo a la autonomía personal, económica, etc. Que haya declarado admiradora de Cortázar y Lispector pareciera decirnos que “espiritualmente” la joven era ella, mientras que Borges y Bioy eran quienes estaban siendo aplastados por alguna forma de historicismo si se quiere.
Silvina comparte con Proust un hecho curioso, una parte de su combustible fundamental es el recuerdo personal, y otra que su novela tomó veinticinco años en ser escrita. Ante la muerte el personaje de Silvina se mantiene luchando contra el mar que la terminará asesinando tratando de recordar. ¿Podríamos decir que es el negativo de en Búsqueda del Tiempo Perdido? Es obvio que ahí me queda grande esto pero se me hace juguetón decirlo.
Al final de cuentas se puede entender cómo Silvina fue desgarrada por toda una serie de tensiones importantes, dónde falló, principalmente en su rol dentro de la sociedad en el plano fáctico, no sabía cocinar, no sabía limpiar, no supo cómo lidiar con el forro de Bioy Casares, etc. No tenía idea realmente de cómo manejarse en el mundo práctico. Eso nos deja la fuerte impresión de una diletante.
Ahora bien Silvina tuvo la capacidad de sobreponerse a todas las limitaciones psicológicas y neurosis para poder tener un universo personalísimo. Logró en el arte ir mucho más lejos que en la vida cotidiana. Por eso y en parte en una época donde la vida cotidiana se clava tan profundo en las personas, sumado al hecho de que es “agradable” ver las rarezas, las gemas de la informalidad, y de la ausencia de preocupaciones; la autora supo estar más en este siglo que en el anterior. Enriquez les hace justicia a todos.
Postdata: Hay un recorte sobre el peronismo que es un poco ñoño. No todo el antiperonismo es igual. Lamento el momento bien escolar donde nos cuenta quién es Perón, el 17 de Octubre, con una serie de perogrulladas horribles. No sé si es ese amor progre peronista que les agarra algunos de que no pueden dejar pasar ciertas cosas. Yo o cavaría más profundo o lo eliminaría.