Mis reseñas no se destacan demasiado por el valor que les daré para entender el libro. Dicho lo cual, paso a describir por qué vale la pena recorrer las dos ciento cincuenta páginas del libro. Isaac Asimov tiene un estilo llano de explicar, se consagró a la divulgación de la astronomía y la física, creo que esto fue previo a sus incursiones en las humanidades, además fue un novelista de ciencia ficción. Una persona con una enorme capacidad de trabajo y un divulgador admirable. Por lo que antes de leer la “República Romana”, vamos a leer cómo Asimov la quiso presentar.
El primer juicio que debemos hacer es que dedica más tiempo a la construcción paulatina de la República, con sus dificultades previas en especial la conformación de esta y su supremacía en Italia. Este dominio es la clave futura del dominio del mediterráneo. También es importante comprender que en la expansión, y en los reveses que existieron en el proceso de expansión de ciudadanía romana se generaron las condiciones de mala administración y límites que recorrerán el resto de la historia romana. Justamente si se quiere entender a una de las oligarquías más miserables y con peores instintos, comprender al senado romano es muy importante.
Este balance puede ayudar a comprender una visión muchas veces exagerada del paso de la república al imperio. Quita la relevancia de César, e impone la necesidad de una comprensión profunda de los absurdos históricos de la época. Asimov carga con un patriotismo norteamericano marcado, entonces pone como ideal de su historia universal al gobierno de Estados Unidos, donde “deben llegar las sociedades”, en este sentido siempre fue al revés, la república idealizada de Roma, con todas sus aristas fue el molde que le dió a Estados Unidos su originalidad. Para resumirlo de manera sencilla, la vía del mérito, y del progreso social en roma terminó en manos de los “proletarios” que fueron la infantería romana, la legión.
El gran revolucionario del mundo antiguo por sus consecuencias no fue Espartaco, ya que su suerte irónicamente quedó encerrada en las limitaciones de la época. Lo que podría haber sido la primera república de esclavos de la historia humana, y autoconsciente de ello fracasó por las lógicas de pillaje. Mario, en cambio, desafiando a las ideas de su tiempo, generó con las levas de desheredados y la lealtad a los generales, la única cosa que los senadores romanos jamás pudieron frenar, el triángulo entre proletarios, soldados, y generales victoriosos.
El pillaje fue el rasgo final de la república, el robo entre romanos, las fortunas cambiantes en un momento convulso. Esta idea a veces queda por ejemplo opacada si lee Roma en especial desde La vida de los doce césares de Suetonio. Fue Sila quién introdujo el pillaje como el verdadero mecanismo de restauración del poder senatorial que fracasó. Ya que Craso y Pompeyo, dos partidarios de la restauración carcomieron parte de sus cimientos por la tentación de convertirse en los jefes de la facción senatorial. Lo mismo cabe para Cicerón, un personaje al que Asimov hace bastante justicia. Un político mediano, encerrado en su época como Catón, dos conservadores principistas que hacían oídos sordos a lo que era la realidad de su tiempo.
Recomiendo leer este breve texto para tener la síntesis de la República y luego leer otros que dispongan de más detalles. Como lección, las derrotas y fracasos romanos son incontables. La capacidad para comenzar de nuevo es admirable. Este hecho fue el que terminó por crear un imperio resistente al paso del tiempo. Irónicamente la mejor parte de la república fue cuando las propias elites fueron capaces de sacrificarse por objetivos mayores, no por santas sino “patriotas”. Esta es una lección para los tiempos actuales, las élites cretinas suelen llevar a fracasos colectivos muchas más veces de lo que se cree.