En su artículo "Público y prensa", que se encuentra en su libro Soliloquios y Conversaciones (1911), Miguel de Unamuno dijo que los libres ciudadanos españoles, ayudados por la prensa, se destacaban de sus iguales europeos en su tendencia a confundir lo llamativo con lo importante, lo espectacular con lo memorable o digno de recuerdo, y lo actual con lo urgente. Quería decir Unamuno, no solo en este sino también en otros ensayos, que en la España de la que habla, hay una singularidad cultural: los divulgadores de la cultura española y europea, se sirven del periódico para entretener a la gente; un medio de comunicación símbolo de la libertad moderna se utiliza para retrasar la ilustración del pueblo.
Pequeño problema.
Me llama la atención en particular la llamada de atención que hace Unamuno con respecto al entretenimiento artístico de aquellos patricios que comían como plebeyos. Don Miguel afirma que, gracias a la mala influencia de la prensa, hay mucho arte que quiere pasar por arte como, por ejemplo, el teatro. El teatro, que ya era criticado por humanistas como Mesonero Romanos y Larra, es solo un espectáculo, algo que cautiva la atención de los espectadores, sin importar su mensaje profundo. En la época dorada del toreo, época del "Pasmo de Triana" y de "Joselito", también la corrida de toros es un ejemplo de actividad pseudo cultural, en la cual los sentidos de los asistentes son sobre estimulados al punto de quedar pasmados. El teatro matritense y la faena de los toros son eventos "culturales" que sirven para poder hablar de ellas, la mañana siguiente o en la siguiente cena celebrada con el objetivo de hacer sociales.
Unamuno, como es usual, bien puede haber sido irónico exponiendo esta su tesis, pero a mí me pareció buena ocasión para plantear ciertas cuestiones. Desde ya, se inclina el filósofo español naturalmente en favor de la idea del arte autónomo e impoluto, pero no será este escrito lugar para considerar esto último. Pues bien,¿ el arte o la cultura sirven para algo más, algo aparte de ellas? ¿O es el arte autónomo y un fin en sí mismo? El abordaje que se le da en este escrito a semejantes cuestiones pretende aportar consideraciones que valgan tanto para el concepto de cultura de Unamuno, como para el que profesamos. Nuestros argumentos para llegar a una conclusión provisoria son empíricos, es decir, se basan en lo que sucede.
Un par de definiciones
Un par de definiciones no vendrán mal. La cultura son las actividades vitales que están interesadas en sostener un tipo de organización de la vida, siendo tales actividades enseñadas o surgiendo como respuesta a un tipo de problema vital. La cultura peruana es, entre muchas cosas, tomar "quaker" con huevo en las mañanas, porque ello, que fue inculcado, satisface, y es una práctica sostenida. Además colabora con el panadero y con el granjero. Así con el farmacéutico, así con el ingeniero civil. El ingeniero hace edificios si, pero también toma su quaker con huevo o palta. Por eso se habla, pues, de cultura argentina o cultura hippie, y en tal sentido usaba la palabra “cultura” Charles P. Snow en su famoso ensayo Las dos Culturas. Entiendo por arte las actividades vitales productivas que tienden a convertirse en obra, y que tienden a segregarse hacia partes de la sociedad. El panadero no quiere hacer lo que el carpintero, ni lo que el albañil. Pero que son artistas? Podrían decir algunos. Son técnicos. Eso responde la pregunta? En el concepto de arte ampliamente entendido, encontramos, pues, el arte que sirve para la habitación, sustento y comodidad de la gente y el arte orientado al deleite y la formación. Así mismo, de estás definiciones se puede entender que en cierta forma el arte o las artes son formas superiores de cultura.
Claro, Unamuno considera a ambas actividades pseudo culturales (el teatro español de principio del siglo XX y el toreo), nosotros lo consideramos no solo cultura sino también arte. Adherimos a la ya conocida perspectiva de que las formas más altas de la cultura son la ciencia, la filosofía, el arte y la religión. Pero no adherimos a la visión de Unamuno que se niega a otorgarle la categoría de cultura y menos la de arte a las mencionadas actividades. Y lo trataremos de explicar en lo que sigue.
La cultura sirve
Desde el punto de vista de la formación para la producción, la cultura sirve a otra cosa: pues el que quiere escribir literatura, aprende sobre literatura, y el quiere ser pintor estudia pinturas y debe tener una comprensión de ellas, y así con las demás formas de alta cultura.
Desde el punto de vista del sentimiento, la cultura es un para algo: el placer que produce lo artístico se ha de compartir y publicar para que aquellos que estimamos disfruten igual o de manera similar la experiencia artística.
La cultura no sirve
Debe haber algo más allá de la formación. La cultura por doquier llama a los seres humanos, y estos van tras ella como abejas por el polen. Entre las formas más refinadas de la cultura, es decir, las obras artísticas una canción, una danza, una película, una pintura, etc. El arte no promete nada al hombre, es una realización. La gloria y la fama las dan la sociedad, y por supuesto, el dinero obtenido por el arte proviene de bolsillos ajenos. Claro el arte es un bien o un servicio, por supuesto. Pero cuando se lo busca en cuanto obra de arte, eso solo puede ser una fiesta y la felicidad. Mientras vivimos a veces bien, a veces mal, el arte se está haciendo libre y lúdicamente. Por supuesto, antes de entrar al teatro, me veo en la onerosa situación de tener que pagar la entrada, pero después, en las butacas, no hay ni entrada, ni boleto, ni bolsillo. El arte se está haciendo siempre y es un corro en el que el arte espera que te sumes aunque sea de a ratos. Cabe resaltar que esté hacerse libre y lúdico no es abstracto ni mucho menos, sino siempre histórico, por eso se puede decir que el arte o la cultura en su forma más refinada es un hacer siempre tempestivo, siempre de su tiempo. Que si el trap es arte o el reggaeton aporta cultura? Por supuesto. Que sea la forma más perfecta del arte del presente, es otra cosa.
Dos conclusiones
Cómo primera conclusión objetiva: sí, la cultura, tanto la mejor como la peor, sirve para algo y al mismo tiempo es autónoma. Se puede acceder a la experiencia de la alta cultura desde las dos "vías". Es tan válido decir que el arte es para algo, como decir que es un fin en sí mismo.
Cómo conclusión personal, considero que el arte y la cultura, excepto algunos casos denigrantes, son fines en sí mismos y no hay nada ulterior hacia lo cual se ordenen. Pero estamos hablando del momento en que se hace o se aprecia. No pienso, por tanto, que el arte es una cosa: es un hacer, así como la ciencia no es un conjunto de cosas que están en el departamento de física experimental de una facultad o en los tratados de termodinámica. La cultura y el arte, e igualmente la ciencia, son actividad sociales, como sensatamente reconoció Peirce respecto a la ciencia. La especificidad de la actividad cultural radica en que solo en su hacerse se muestra. Ahí está su autonomía. Quieres la cultura misma, la ciencia misma, hazlas. Sí, podría decirse que la vida es aquello a lo que están ordenadas la cultura y las artes, pero es que precisamente la cultura es vida. Se vive actuando la cultura. Unamuno no cree que el toreo y el teatro "espectacular sean cultura", porque desvincula, quizá a su pesar o inconscientemente, la cultura de su propia condición histórica. Y hay grados de actualización de esa cultura, según la constitución de cada individuo o de cada sociedad. La cuestión de los grados, sin embargo, es quizás la más compleja y debe abordarse con cuidado, y nunca dejando de apelar a la experiencia.
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